No pretendo mas que amarte,
ganarle un pulso a la deriva
que nos aleje del son impuesto
por gargantas arrítmicas,
fijar un cielo
sobre los hombres que callan
bajo el asfalto
de un corazón oscuro,
derramar silencios como sedas
a los vientos que golpean
miradas funestas
o de sentir vacías
y rescatar el tiempo de lo exacto
hacia el desorden natural
de las piedras que tropiezo.
Sólo pretendo morir de alas tintas
con agua tibia derramada sobre el pecho,
los labios besados
y el consuelo apaciguante
de no haber cesado en el empeño
de crecernos luna.
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