sábado, 22 de septiembre de 2007

César Olivares - Prefacio

Siempre fue lo mismo
El recuerdo de una mujer salpicada por el sol
en cuadernos tristes de hojalata
En vano intenté cubrir mi corazón con una
cáscara de huevo
Aspiro un cigarrillo interdental
como una palabra blanca o verde de pradera
Da lo mismo
La bufanda cada vez más holgada
y la luna palpitante como un punto de saliva umbría
En este pequeño espacio yace el esqueleto de un insecto
(o mirándolo bien un verso caligrafiado por la resaca)
Me pregunto quién prefiere un hombre insulso para
padre de su hijo
Para muchos soy el malo
El que construye versos escarbando sus narices
Anatema pura sin articulaciones ni destellos
Me gustaría recoger el sol que apedreé de niño
y rescatar el recuerdo del hermano que me
fracturó el tabique de puro animal
No odio las calles ni los árboles tatuados de corazones
Tampoco el cielo asfixiado por la pipa de los buses
No toda flor muere en un florero
Por qué no decirlo
Yo también tuve un padre terco
y una madre preocupada por el calor de las estufas
Nada echaré de menos cuando aclare
Penetraré los rincones como prepucio de linterna
Y pasearé con algún dios oprimiendo su cadena
Qué vacías estas hojas donde mamá anduviera
como quien acaba de partir sin saberlo
Ella también gustaba de pasear por los mercados
(en ese lugar escuché dar vivas a Herodoto
era un cholo sombrío que masacraba a un ladrón
frente a un puesto de verduras)
Cómo son las cosas
Siempre hubo restos de tristeza en las aguas
estancadas de los ojos de los niños
Pero más tristeza aún
en la ceniza de los niños que se escupe sobre el agua.


Publicado en http://www.cesarolivares.blogspot.com/

No hay comentarios: