Nadie advirtió tu ausencia.
Nadie.
Pero mi silencio pastoso,
el desorden de mis pestañas,
mi anochecer profundo
y las manchas de tristeza
adornando el cuello
de mis camisas,
susurran tu nombre.
Ahora todos
-incluso quien no te conoce-
todos,
sabrán que me faltas.
Fotografía Original: Robert Doisneau
sábado, 22 de septiembre de 2007
César Olivares - Prefacio
Siempre fue lo mismo
El recuerdo de una mujer salpicada por el sol
en cuadernos tristes de hojalata
En vano intenté cubrir mi corazón con una
cáscara de huevo
Aspiro un cigarrillo interdental
como una palabra blanca o verde de pradera
Da lo mismo
La bufanda cada vez más holgada
y la luna palpitante como un punto de saliva umbría
En este pequeño espacio yace el esqueleto de un insecto
(o mirándolo bien un verso caligrafiado por la resaca)
Me pregunto quién prefiere un hombre insulso para
padre de su hijo
Para muchos soy el malo
El que construye versos escarbando sus narices
Anatema pura sin articulaciones ni destellos
Me gustaría recoger el sol que apedreé de niño
y rescatar el recuerdo del hermano que me
fracturó el tabique de puro animal
No odio las calles ni los árboles tatuados de corazones
Tampoco el cielo asfixiado por la pipa de los buses
No toda flor muere en un florero
Por qué no decirlo
Yo también tuve un padre terco
y una madre preocupada por el calor de las estufas
Nada echaré de menos cuando aclare
Penetraré los rincones como prepucio de linterna
Y pasearé con algún dios oprimiendo su cadena
Qué vacías estas hojas donde mamá anduviera
como quien acaba de partir sin saberlo
Ella también gustaba de pasear por los mercados
(en ese lugar escuché dar vivas a Herodoto
era un cholo sombrío que masacraba a un ladrón
frente a un puesto de verduras)
Cómo son las cosas
Siempre hubo restos de tristeza en las aguas
estancadas de los ojos de los niños
Pero más tristeza aún
en la ceniza de los niños que se escupe sobre el agua.
Publicado en http://www.cesarolivares.blogspot.com/
El recuerdo de una mujer salpicada por el sol
en cuadernos tristes de hojalata
En vano intenté cubrir mi corazón con una
cáscara de huevo
Aspiro un cigarrillo interdental
como una palabra blanca o verde de pradera
Da lo mismo
La bufanda cada vez más holgada
y la luna palpitante como un punto de saliva umbría
En este pequeño espacio yace el esqueleto de un insecto
(o mirándolo bien un verso caligrafiado por la resaca)
Me pregunto quién prefiere un hombre insulso para
padre de su hijo
Para muchos soy el malo
El que construye versos escarbando sus narices
Anatema pura sin articulaciones ni destellos
Me gustaría recoger el sol que apedreé de niño
y rescatar el recuerdo del hermano que me
fracturó el tabique de puro animal
No odio las calles ni los árboles tatuados de corazones
Tampoco el cielo asfixiado por la pipa de los buses
No toda flor muere en un florero
Por qué no decirlo
Yo también tuve un padre terco
y una madre preocupada por el calor de las estufas
Nada echaré de menos cuando aclare
Penetraré los rincones como prepucio de linterna
Y pasearé con algún dios oprimiendo su cadena
Qué vacías estas hojas donde mamá anduviera
como quien acaba de partir sin saberlo
Ella también gustaba de pasear por los mercados
(en ese lugar escuché dar vivas a Herodoto
era un cholo sombrío que masacraba a un ladrón
frente a un puesto de verduras)
Cómo son las cosas
Siempre hubo restos de tristeza en las aguas
estancadas de los ojos de los niños
Pero más tristeza aún
en la ceniza de los niños que se escupe sobre el agua.
Publicado en http://www.cesarolivares.blogspot.com/
domingo, 16 de septiembre de 2007
Estatuadesal - Alas Tintas
No pretendo mas que amarte,
ganarle un pulso a la deriva
que nos aleje del son impuesto
por gargantas arrítmicas,
fijar un cielo
sobre los hombres que callan
bajo el asfalto
de un corazón oscuro,
derramar silencios como sedas
a los vientos que golpean
miradas funestas
o de sentir vacías
y rescatar el tiempo de lo exacto
hacia el desorden natural
de las piedras que tropiezo.
Sólo pretendo morir de alas tintas
con agua tibia derramada sobre el pecho,
los labios besados
y el consuelo apaciguante
de no haber cesado en el empeño
de crecernos luna.
ganarle un pulso a la deriva
que nos aleje del son impuesto
por gargantas arrítmicas,
fijar un cielo
sobre los hombres que callan
bajo el asfalto
de un corazón oscuro,
derramar silencios como sedas
a los vientos que golpean
miradas funestas
o de sentir vacías
y rescatar el tiempo de lo exacto
hacia el desorden natural
de las piedras que tropiezo.
Sólo pretendo morir de alas tintas
con agua tibia derramada sobre el pecho,
los labios besados
y el consuelo apaciguante
de no haber cesado en el empeño
de crecernos luna.
Walt Whitman - Una Hoja De Hierba
Creo que una hoja de hierba, no es menos
que el día de trabajo de las estrellas,
y que una hormiga es perfecta,
y un grano de arena,
y el huevo del régulo,
son igualmente perfectos,
y que la rana es una obra maestra,
digna de los señalados,
y que la zarzamora podría adornar,
los salones del paraíso,
y que la articulación más pequeña de mi mano,
avergüenza a las máquinas,
y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha,
supera todas las estatuas,
y que un ratón es milagro suficiente,
como para hacer dudar,
a seis trillones de infieles.
Descubro que en mí,
se incorporaron, el gneiss y el carbón,
el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces.
Que estoy estucado totalmente
con los cuadrúpedos y los pájaros,
que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos
y que puedo hacerlo volver atrás,
y hacia mí, cuando quiera.
Es vano acelerar la vergüenza,
es vano que las plutónicas rocas,
me envíen su calor al acercarme,
es vano que el mastodonte se retrase,
y se oculte detrás del polvo de sus huesos,
es vano que se alejen los objetos muchas leguas
y asuman formas multitudinales,
es vano que el océano esculpa calaveras
y se oculten en ellas los monstruos marinos,
es vano que el aguilucho
use de morada el cielo,
es vano que la serpiente se deslice
entre lianas y troncos,
es vano que el reno huya
refugiándose en lo recóndito del bosque,
es vano que las morsas se dirijan al norte
al Labrador.
Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido
en la fisura del peñasco.
que el día de trabajo de las estrellas,
y que una hormiga es perfecta,
y un grano de arena,
y el huevo del régulo,
son igualmente perfectos,
y que la rana es una obra maestra,
digna de los señalados,
y que la zarzamora podría adornar,
los salones del paraíso,
y que la articulación más pequeña de mi mano,
avergüenza a las máquinas,
y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha,
supera todas las estatuas,
y que un ratón es milagro suficiente,
como para hacer dudar,
a seis trillones de infieles.
Descubro que en mí,
se incorporaron, el gneiss y el carbón,
el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces.
Que estoy estucado totalmente
con los cuadrúpedos y los pájaros,
que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos
y que puedo hacerlo volver atrás,
y hacia mí, cuando quiera.
Es vano acelerar la vergüenza,
es vano que las plutónicas rocas,
me envíen su calor al acercarme,
es vano que el mastodonte se retrase,
y se oculte detrás del polvo de sus huesos,
es vano que se alejen los objetos muchas leguas
y asuman formas multitudinales,
es vano que el océano esculpa calaveras
y se oculten en ellas los monstruos marinos,
es vano que el aguilucho
use de morada el cielo,
es vano que la serpiente se deslice
entre lianas y troncos,
es vano que el reno huya
refugiándose en lo recóndito del bosque,
es vano que las morsas se dirijan al norte
al Labrador.
Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido
en la fisura del peñasco.
Traducción de León Felipe
sábado, 15 de septiembre de 2007
Alex Pausides - Bitácora
Todo comienza el día que el mundo acaba
Las aves que alguna vez
cantaron serenas en los árboles de enfrente
comienzan a emigrar
Los días se acortan imperceptibles
y el agua gris de los crepúsculos cede el paso
a una noche que apenas llega
y es ya el misterio en las ventanas
No sé si han sentido esa falta de aire
que turba el equilibrio, ese temblor
en los músculos
El corazón queda exactamente en el abdomen
Uno debe estar listo para enfrentar
ese viento del sur que trae la ausencia
Rotas las amarras debe uno bajar de las naves
simplemente. Quemar las naves, un desastre
si tus pies no tocaron a fondo el continente
Fino y frágil fracaso en las manos flacas de la suerte
Bueno es hacerse a la mar detrás del cataclismo
Recoger del sargazo las ruinas, las fosforescencias ilesas
No detenerse a mirar los peces muertos
Aconsejable asir las algas dislocadas, los hipocampos truncos
Da coraje alzar las criaturas que rompió la tempestad
y no mirar al azul: que te da vértigos
No otear las estrellas
No tocar el cuerpo del viento, ese cómplice hipócrita
No mirar hacia atrás: las sirenas son bellas
inquietante la espuma de las islas
Ah pero yo ordeno el delirio
promulgo el horizonte sin límites
Indico al escándalo de las islas
qué fondos necesitan mis naos
Y nada de alisios
Nada de música de mar
Exijo catástrofes
Rones que intenten echar bruma en mi paso
Magias que me abran de nuevo a la inocencia
Blancos caballos de furia
que hollen la piel con sus cascos más duros
¿A ver qué mínimo dios podría doblegarme?
Vientos, vientos, tomen en mi pómulo
el grano fabuloso del maizal de mi sangre
Que la luz enferma no me alumbre
Ni me ampare la sombra
Yo anunciaré los caminos
las buenas nuevas que anoche trajo el verano
Yo traeré a la mesa las viandas más finas
Yo alzaré en los dedos el trofeo antiguo de la risa
Y estoy seguro será hermoso.
Las aves que alguna vez
cantaron serenas en los árboles de enfrente
comienzan a emigrar
Los días se acortan imperceptibles
y el agua gris de los crepúsculos cede el paso
a una noche que apenas llega
y es ya el misterio en las ventanas
No sé si han sentido esa falta de aire
que turba el equilibrio, ese temblor
en los músculos
El corazón queda exactamente en el abdomen
Uno debe estar listo para enfrentar
ese viento del sur que trae la ausencia
Rotas las amarras debe uno bajar de las naves
simplemente. Quemar las naves, un desastre
si tus pies no tocaron a fondo el continente
Fino y frágil fracaso en las manos flacas de la suerte
Bueno es hacerse a la mar detrás del cataclismo
Recoger del sargazo las ruinas, las fosforescencias ilesas
No detenerse a mirar los peces muertos
Aconsejable asir las algas dislocadas, los hipocampos truncos
Da coraje alzar las criaturas que rompió la tempestad
y no mirar al azul: que te da vértigos
No otear las estrellas
No tocar el cuerpo del viento, ese cómplice hipócrita
No mirar hacia atrás: las sirenas son bellas
inquietante la espuma de las islas
Ah pero yo ordeno el delirio
promulgo el horizonte sin límites
Indico al escándalo de las islas
qué fondos necesitan mis naos
Y nada de alisios
Nada de música de mar
Exijo catástrofes
Rones que intenten echar bruma en mi paso
Magias que me abran de nuevo a la inocencia
Blancos caballos de furia
que hollen la piel con sus cascos más duros
¿A ver qué mínimo dios podría doblegarme?
Vientos, vientos, tomen en mi pómulo
el grano fabuloso del maizal de mi sangre
Que la luz enferma no me alumbre
Ni me ampare la sombra
Yo anunciaré los caminos
las buenas nuevas que anoche trajo el verano
Yo traeré a la mesa las viandas más finas
Yo alzaré en los dedos el trofeo antiguo de la risa
Y estoy seguro será hermoso.
martes, 11 de septiembre de 2007
Estatuadesal - Instinto
Después de temblar
y de enhebrar el vértigo
de lo improbable en equilibrio,
como un lobo atormentado
por la furia de su instinto:
devora la luz,
donde agonizan las formas que no existen
y la palabra desvanece
sobre profundas espirales
con retorno a ningún sueño.
Fotografía original: www.laetus.blogia.com
y de enhebrar el vértigo
de lo improbable en equilibrio,
como un lobo atormentado
por la furia de su instinto:
devora la luz,
donde agonizan las formas que no existen
y la palabra desvanece
sobre profundas espirales
con retorno a ningún sueño.
Fotografía original: www.laetus.blogia.com
Estatuadesal - La Tormenta
Tras la máscara,
el ojo absorbe la tormenta,
agrieta la grieta
y desquebraja sus formas
sobre el espejo de mercurio.
Después,
el relámpago nocturno,
la fosa impronunciable
y el aullido migratorio de los pájaros
renunciando a tu invierno.
Fotografía original: http://www.fotosearch.es/
el ojo absorbe la tormenta,
agrieta la grieta
y desquebraja sus formas
sobre el espejo de mercurio.
Después,
el relámpago nocturno,
la fosa impronunciable
y el aullido migratorio de los pájaros
renunciando a tu invierno.
Fotografía original: http://www.fotosearch.es/
Estatuadesal - Retorno
(A Clara Janés)
Bramó el mar en transparencia
atravesando tenue
los recodos más oscuros del silencio,
donde cadáveres sin rostro
recibían tu limite-abismo
como un circulo perfecto
o palabra sagrada
capaz de retornar el curso de la vida
al lugar exacto de la luz:
-nacimiento: origen del ser: principio del no ser-
con el regusto ya aprendido del dolor
y las delicias de un nuevo amanecer
crepitando en aguas indómitas.
Fotografia: Francisco Romero Cid
domingo, 9 de septiembre de 2007
Estatuadesal - Sin Gravedad
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