junto a la
sombra de la ausencia,
danzabas
con la noche
en el
vacío de mi alma,
dibujando
espirales,
círculos
de fuego,
corazones
de plata
y la
pulsera de los sueños.
contra el
tiempo y lo imborrable,
gritaba
sin distinguirme,
sin
encontrarme entre mis huesos.
Pero eran
mudas
las
palabras en mi boca
y mudas
tus respuestas
como
suspiros apretados
de
fantasmas negros.
Y ardió mi luz
en el
silencio de lo exacto,
desplomándose
mi cuerpo
sobre la
tumba del recuerdo.
Todo
oscuridad,
sólo tu
sonrisa
como alas
de cristal,
sólo tus
cartas
como
caricias agridulces de esperanza.
Yo,
araña
desgarrada por la seda,
tú mis
ojos y mi fe,
el deseo y
el trigo,
mi valor
y la
locura del empeño,
pues aún
te busco
en la
garganta que me acecha,en la niebla y en la lluvia,
en el viento
y en este océano inmenso
de soledad eterna.
La Soledad de las Estatuas - 1996
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