Desde sillones incendiados de penumbra,
es fácil cambiar el mundo,
caminar descalzo en la pobreza,
devorar el hambre,
su miseria
y la canción desesperada
de quien lo ha perdido todo.
Pero lo cierto és que el poeta miente.
Ningún poema llenará tu vientre
-ni si quiera este-
aunque sangren sus palabras en la herida
o se alce como un puño ante tus ojos
reclamándole al presente una salida
donde vengan a morir sin pronunciarse
todas las mentiras.
domingo, 1 de junio de 2014
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