Que me quede tu aliento
aún latiendo entre los labios:
temblando
cómo un pájaro en la tormenta.
Rogándole al relámpago
un instante de quietud
u olvido,
donde arrojar por siempre
la memoria intacta
que custodia
el origen de nuestro silencio.
domingo, 1 de junio de 2014
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