que se esfuma
atormentando
la senda escarpada
Perverso el rastro,
como obsceno
es el gemido de la sangre
entre los labios,
su antifaz de silencio,
la palabra esquiva
que -en el cielo de la boca-
esculpe la culpa
de antiguos huéspedes
del ocaso.
Incluso en los abismos habitan horizontes reveladores
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