a Clara Janés
Advertí una vozy las hojas soplaron
sus cenizas contra el viento,
golpeando suavemente el silencio
que arropaba la corteza
de los últimos árboles con vida.
Y el verdor
-reflejado en tu mirada-
descifró la senda
que conduce a los hombres
donde el Tiempo y la Nada
se fusionan
y desprenden;
transfomándose, al fin,
el alma en oro,
sobre los márgenes indefinidos
de la luz.