Aquí yace mi voz -la que no tengo- la que calla y otorga, suspira y deja que la vida se consuma en mi garganta salivando laberintos que humedecen el silencio.
y esas manos a otras manos que se anudan a otro cuerpo y ese cuerpo a otro cuerpo que no es el tuyo ni el mío pero que abraza con sus manos otro cuerpo otras manos el mismo hedor el mismo silencio.